sábado, 19 de junio de 2010

Ser Padre es ser sembrador

Celebramos el día de mañana, más por razones comerciales que por el verdadero significado de ser padre. Mientras me siento a meditar en la tarde de hoy, a lo lejos los truenos y relámpagos suenan, me pregunto; ¿Qué es ser realmente un padre?

A todo padre responsable le preocupa el porvenir de sus hijos, su educación, su bienestar económico, con quien se casa y en fin, si será feliz o no. Pero todo está enfocado en el futuro, y el futuro no es un porvenir, es un por hacer. Es lo que sembremos en nuestros hijos, lo que hará de él o de ella un mejor ser humano.

Es necesario que sembremos en nosotros, como padres, aquello que deseamos que nuestros hijos cosechen. Si hablamos de ser honrados, como es posible que seamos deshonestos en nuestros actos. Si hablamos de honor, como es posible que deshonremos a otros. Tus acciones y como emanas tu verdadero yo, es lo que iras sembrado en el corazón de tus hijos. Ellos como esponja, absorberán todo cuanto tú emanas, aunque entiendas que lo disimulas.

¿Algunas vez te has preguntado, porque él/ella tiene tan baja estima? ¿De quién crees lo está aprendiendo? En mi experiencia como astrólogo de “familia”, he visto que las vicisitudes que tienen los hijos, nacen precisamente en el hogar.

Recuerdo un caso en particular de un joven que tenia depresión por más de dos años, los médicos y especialistas en salud mental, no podían identificar su procedencia. Ambos padres me vinieron a ver, deseosos de encontrar respuesta a su angustiado dilema. Luego de haberme tomado unos minutos para evaluar la carta me percate del problema, y procedí explicarle a los padres.

- Deseo comenzar con aclarar, que sé que ambos están aquí porque realmente aman a su hijo. Lo que voy a decir es el pasado, pero no deja de tener la importancia y verán que es la raíz de su problema. > Estaban ansiosos por escuchar mi explicación, había desespero en sus miradas.

- Me da la impresión, que usted, <> intento abortarlo en varias ocasiones durante los primeros meses.

La mujer comenzó a llorar descontroladamente, mientras que él, el esposo, no salía del asombro por lo que acababa de escuchar. Deje que llorara por varios minutos, mientras él continuaba sin entender. Luego, ella se enderezo en la butaca amarilla, se arreglo un poco y lo miro con mucho pesar. Ella comenzó su explicación;

- Ya habíamos tenido a dos hijas, él quería y sabía que el tercero vendría un varón. Pero yo había decidido estudiar, ya no deseaba tener más hijos, así que comencé a evitarlos, sin que él lo supiera. Pasaron varios años, él se desesperaba más, queriendo tener a ese hijo, pero siempre lo responsabilice a él, el porqué no lo podía tener.

Toda esta explicación, mientras ella sollozaba, me continúo relatando;

- Hubo un cambio hormonal y quede encinta. Por varios meses se lo oculte, buscando cuanto remedio casero había para abortar al niño, ya que estaba a ley de terminar mis estudios. Pero todo intento y esfuerzo fue en vano, hasta que tuve que confesarle, que estaba encinta.

La cara del esposo estaba desfigurada, sus hombros se dejaron caer, la pesadez del engaño le sobrevino, aun sin entender por qué. Procedí en explicarle que nadie era culpable de lo ocurrido, ya estaba en su destino.

- Desde el momento que él decidió entrar a esta vida, él ya sabía que esto le iba a suceder. Los padres nos convertimos en instrumento para labrar el porvenir de nuestros hijos. De delinear lo que ellos ya han escogido. El secreto está en conocer ese destino, y como lo vamos a mejorar. Su sufrimiento es el vacio que siente él, pero que no sabe de dónde proviene. Él siente que usted no lo ama, pero no sabe de dónde proviene ese sentimiento. <>

- Es eso lo que precisamente me repite constantemente, que no lo amo. ¿Qué hago?

Luego de haberle dado el consejo y como remediar la situación, se fueron confiados de que podrían ayudar a su hijo a superar su depresión.

Nuestra misión como padre es labrar en nuestros hijos los principios básicos para ser hombres de bien. La riqueza no está en lo que le damos en términos materiales, pero como enriquecemos el espíritu de ese hijo/a. Cuando tomamos la decisión de podar las acciones de nuestros hijos, lo hacemos buscando que en el futuro los frutos que habrá de cosechar sean de bien. Los buenos cimientos harán que el porvenir de un hijo, aunque salga malo, lo sostengan en espíritu, por lo que has sembrado en él. Pero toda cosecha tiene que venir desde adentro de uno mismo, convencido que uno tiene lo que desea dar.

El Universo nos enseña que no podemos dar lo que no tenemos. Que Él nos da proporcionalmente, como nos damos a nosotros mismos. No puedes dar lo que no tienes para ti. Pregúntate; ¿Cuánto me amo, de uno a diez? Ahora, hazte la siguiente pregunta; ¿Cuánto amas a tus hijos? Seguramente has dicho diez. Pero si te estás amando menos, si la autoestima es baja, si te sientes insatisfecho con la vida, eso mismo le estás dando a cambio.

Podemos ver el porvenir de un hijo, como nos ven a nosotros, e inclusive cuando entraran en depresión y porqué. Tan reciente como esta semana, una madre me menciono, que todo cuanto le dije de su hija y su depresión, había salido. Todo esto, desde la carta de la madre, quien fue la que se consulto.

No tenemos que andar con incertidumbre con respecto a nuestros hijos, la astrología nos provee con las herramientas para extender una mano certera de ayuda para nuestros hijos. Lo sé, pues lo uso continuamente con los míos.

Ser buen padre, es comenzar sentirse feliz con uno mismo, tener la autoestima en alto, amarse, y ahí comenzara tu labor de ser el sembrador que hará que las cosechas del mañana sean para bien.

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